7 de abril de 2011

A la orilla del mar,
de este inmenso mar de olaje rojo,
me encuentro.

Presiento que estás al final del ocaso,
puedo respirarte,
reconozco en la brisa tu dulzura,
te absorbo y te indulto por haber navegada a la otra orilla,
sobre todo y más que todo,
te anhelo.

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