La pregunta ¿que hago mal?
resuena en mis oídos,
la respuesta viene envuelta en papel color rojo,
si te interesa saber, busca debajo de tu puerta...

Sé lo que te debo,
dejar que vueles es una de tantas cosas,
sin embargo...No puedo

Siento que tiemblan,

         mis manos, piernas, pecho, 

               cada parte de mi...

Será la ansiedad,

          acaso mi energía que se desvanece,

               o es la cuenta regresiva llegando a ese punto...

Sé que no soy la misma,

          me cocino en el jugo de la tristeza,

               y aún no puedo ponerle nombre a este platillo...

Chau número tres

Te dejo con tu vida
tu trabajo
tu gente
con tus puestas de sol
y tus amaneceres

sembrando tu confianza
te dejo junto al mundo
derrotando imposibles
segura sin seguro

te dejo frente al mar
descifrándote sola
sin mi pregunta a ciegas
sin mi respuesta rota

te dejo sin mis dudas
pobres y malheridas
sin mis inmadureces
sin mi veteranía

pero tampoco creas
a pie juntillas todo
no creas nunca creas
este falso abandono

estaré donde menos
lo esperes
por ejemplo
en un árbol añoso
de oscuros cabeceos

estaré en un lejano
horizonte sin horas
en la huella del tacto
en tu sombra y mi sombra

estaré repartido
en cuatro o cinco pibes
de esos que vos mirás
y enseguida te siguen

y ojalá pueda estar
de tu sueño en la red
esperando tus ojos
y mirándote.

                  Mario Benedetti

En las noches de silencio interminable acudo a mis demonios,
ellos, ladrones de sueños,
creadores de pesadillas,
se transforman en los mejores aliados y compañeros.

Les implóro me acompañen,
por esta noche,
a vertir su veneno en mi sangre.

Observo su catarsis
y por hoy cuidan mis sueños...

La pesadilla de que no estás aparece nuevamente,

grito, no entiendo nada, 

el que me da la noticia no escucha,

grito de nuevo, hasta...despertar.

Es cierto no estás...

Una llamada puede cambiar el panorama,
saber que estás,
sentir que juntos será más fácil,
poder ver a través de tus ojos,
colorear por un instante tu desdibujada silueta.